D'autre part le concept de perfection implique l'unité (l'un de Parmenides) et la morte de la diversité, de la vie, de la différence d'opinion, de la tolérance..., toutes tellement nécessaires dans le monde où on habite.
En ce qui concerne l'art de la traduction c'est pareil, l'important c'est l'équilibre, le rythme, la mesure et le respect aussi aux règles de chaque langue comme à l'auteur, son contexte et son idiosyncrasie.
A fin de cuentas, la perfección no es importante, lo importante es el equilibrio, somos organismos que se mueven, evolucionan, se relacionan los unos con los otros, es necesario, siempre que sea posible, calibrar nuestro punto de equilibrio porque corremos el riesgo de caer [y, tal vez no volver a levantarse jamás], pero si a pesar de todos nuestros esfuerzos no logramos alcanzar ese centro de gravedad [en sus dos acepciones], se prefiere, sin lugar a dudas la imperfección, porque la perfección es el fin, por definición, es el mirlo blanco que no encontraremos jamás, y mejor así, porque si lo encontramos será un mirlo decolorado, disecado, en el museo de los Horrores.
Por otra parte, el concepto de perfección implica la unicidad (el uno de Parménides), es decir, la muerte de la diversidad, de la pluralidad, de la diferencia de opinión, de la tolerancia, virtudes tan necesarias en el convulso mundo en que vivimos.
En el arte de la traducción sucede lo mismo, lo importante es el equilibrio, el ritmo, la mesura, y el respeto a las reglas de cada lengua, así como al autor, su contexto y su idiosincrasia.
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